En esta entrada os voy a contar un poco mi historia con la respiración.
De niña, respiraba por la boca (respiración bucal).
Cuando realizaba ejercicio físico, si no abría la boca me ahogaba y así a poquitos mi patrón respiratorio fue cambiando. Mi nariz estaba de adorno. Mi respiración era única y exclusivamente bucal.
Como consecuencia, tuve problemas relativos al paladar, otitis, dolor de garganta, mal aliento...
Mi madre me llevó al otorrinolaringólogo. Desde niña, ya habíamos observado que mi amígdala derecha era el triple de grande que mi amígdala izquierda.
Algo así:
Las amígdalas son ganglios linfáticos que se encuentran en la parte posterior de la boca y en la parte de arriba de la garganta. Ayudan a eliminar las bacterias y otros microrganismos para prevenir infecciones en el cuerpo.
Las adenoides, también llamadas "vegetaciones", son una masa de tejido ubicada en la parte posterior de la cavidad nasal. Al igual que las amígdalas, las adenoides ayudan a mantener sano tu cuerpo al atrapar las bacterias y los virus nocivos que inhalas o tragas.
Por eso, todos mis conductos por donde pasaba el aire al respirar, estaban obstruidos. Mi nariz no funcionaba y mi habla era nasal, como si tuviera la nariz tapada.
Llegaron a la conclusión que debía aprender a llevar a cabo una respiración nasal adecuada.
Fui modificando mi patrón respiratorio. Al principio me costaba, pero luego aprendí a hacerlo de manera automática y a la vez consciente.
Además de los problemas anteriormente escritos, muchos niñ@s con amígdalas y adenoides hipertróficas sufren ronquidos y apneas (dejar de respirar unos segundos durante el sueño). Duermen mal, lo que conlleva a que su aspecto físico sea de cansancio y ojeroso.
Es muy importante tener una respiración correcta. Por eso, os enlazo una serie de actividades que os pueden resultar interesantes para trabajar en casa.
https://www.guiainfantil.com/articulos/salud/logopedia/5-juegos-para-ensenar-a-respirar-a-los-ninos/
En todos ellos, el adulto debe supervisar que se realiza una inspiración nasal, comprobando que el abdomen se llena de aire y que los hombros no se elevan.
1. Pompas de jabón: con ellas podéis hacer juegos como pasaros una pompa de uno a otro, dirigir la pompa a lo largo de un pequeño recorrido que hayamos diseñado...
2. Velas: apagar o hacer oscilar la llama, situada a diferentes distancias y con el menor número de soplos posibles.
3. Pajitas: hacer burbujas en el agua, jugar un partido de fútbol con una pelotita de papel de aluminio hecha a mano, hacer bailar una pelota de ping-pong situada dentro de un vaso de plástico, trasvasar agua de un recipiente lleno a otro vacío, etc. Es importante que la pajita sea sujetada con los labios y no mordida, ya que de este modo favoreceremos la fuerza y el sellado labial.
4. Globos: de distintos tamaños, contando las espiraciones necesarias para hincharlo, o haciendo carreras para ver quién logra inflar más en un tiempo determinado.
5. Silbatos, matasuegras, molinillos: jugaremos a que suenen, a que no, a que se muevan mediante soplos fuertes y débiles, largos y cortos, etc.
Como veis, los materiales a utilizar son económicos y fáciles de encontrar. Además, compartiréis un rato agradable con vuestros pequeños, sabiendo que estáis enseñándoles a manejar la función respiratoria, lo que ayudará a prevenir posibles problemas de voz.
Os recuerdo, además, otras actividades de respiración que publiqué anteriormente y El cuento de la señora lengua; para trabajar el soplo y las praxias.
Nos vemos el viernes. En una entrada especial. ¡Muchos besos familias!